"El capitán
debe observar y ayudar a su tenista a ver cosas que no ve. El tenista se
involucra emocionalmente en el partido de una forma distinta. Le es difícil ver
lo que está pasando porque sus emociones suben y bajan. La responsabilidad del
capitán es ser su segundo par de ojos, pero no solo eso: debe entender qué
decirle, pero también cuándo decírselo".
Quizá estés
pensando que si cambiamos "tenista" por "profesional" o
"directivo", estas declaraciones las estaría dando un coach o un
líder con estilo coaching. En realidad, son de Jim Courier, el excelente
capitán de la seleccion de tenis de USA, a la que España ha ganado en 2011 en
la Copa Davis.
Es curioso cómo
el tenis es fuente de constante aprendizaje en cuestiones de rendimiento mental
para cualquier profesional sometido a situaciones de presión (¿Alguno no lo
está?). Se dice que el coaching surge a partir del libro The Inner Game of
Tennis de Tim Galway (1976), lo que da una idea de lo que la investigación en
deporte aporta al coaching. Puedes leer la historia de este maestro en
wikipedia, es de lo más interesante.
El directivo
también necesita otros ojos con los que mirarse, adquirir distancia para que no
lo atrapen sus emociones y hábitos de pensamiento. Depende tanto de su
motivación y capacidad de crear nuevas alternativas, que una hora de calidad y
claridad vale más que horas de esfuerzo. Si a esto le unimos la claridad de
pensamiento que se necesita para valorar y conseguir la añorada conciliación
familiar y personal... Este es el espacio en que el directivo necesita al coach
directivo, una figura con similitudes con el capitán de un tenista.
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